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Mi interpretación del Credo / y 2

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Juanel bLa primera parte de este escrito, una interpretación personal del Credo, apareció en ATRIO el sábado pasado, día 2 de noviembre.

5.y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras,

Aquí aparece el único dato histórico comprobado de Jesús, su muerte en cruz en tiempos de Pilato. Y el dato de que murió y fue sepultado me parece más verosímil que otras propuestas alternativas. Por nuestra causa fue crucificado tiene el sentido genérico de la maldad humana. Se sigue asesinando, siempre injustamente.

Resurrección. Primero una cuestión científica ¿es posible? Bueno es el mismo planteamiento que hice en la encarnación. La pregunta ¿la Técnica futura lo impedirá siempre? Mi respuesta es que no cierro la posibilidad de que en el futuro pueda hacerse. Cuando leo los relatos de las apariciones de Jesús vivo tras su muerte me dejan un regusto de empleo de tecnología muy avanzada, más que de visión de un fantasma o de experiencias personales de conciencia alterada. Lo que yo creo que nos dicen estos relatos no es que Jesús estuviese vivo tras su resurrección en el ámbito divino, sino vivo en el cielo, en el paraíso, en el tiempo y lugar de la Plenitud Humana. Además la frase de Jesús a María Magdalena “no me toques que aún no he subido al Padre” adquiere de esta forma todo su sentido.

La resurrección de Jesús es el punto clave de la fe cristiana. Sin resurrección de Jesús y la nuestra, sea como sea el modo de interpretarla, no hay fe cristiana. Y no hay esta fe porque entonces Jesús podría ser considerado maestro, profeta, incluso mesías, pero no como Dios-Hijo, Dios con nosotros. Dios no puede ser vencido por la muerte ni por nada. La afirmación común, primera y primaria, de las comunidades cristianas es “Jesús vive”. Para mí es secundario el cómo se llega a esa afirmación. No descarto el contacto directo con Jesús resucitado como un hecho real histórico en unos pocos testigos, ni tampoco lo más común como un hecho real a nivel de la experiencia vital y personal,  con una confianza tal que la coloca por encima del valor de la propia vida. Las comunidades cristianas se reúnen por la fuerte convicción de que Jesús está vivo y con ellos, asumiendo las consecuencias inmediatas de ser coherentes de esa afirmación, con una pasión desbordante y arrolladora, que les cambia la vida completamente. Ya nada será como antes.

Es la Pascua lo determinante en la fe cristiana y todo lo demás orbita alrededor de ella. Es Jesús el que resucita y no Dios el que resucita a Jesús, aunque hay citas de Pablo en este sentido. En mi opinión si se toma de este modo aparece el adopcionismo, Dios confirma la vida de un hombre liberándolo de la muerte, pero en este caso Jesús no sería Dios con nosotros, sino un hombre bueno al que Dios libera de la muerte. ¿Esto separa a Jesús del resto de los humanos? En parte sí, ya que Jesús se libera de la muerte y ninguno puede hacer tal cosa sino Dios, y en parte no porque Jesús es un hombre como los demás en plenitud, a la cual llegaremos tod*s. Y como llegaremos tod*s allí, a la Plenitud, tod*s resucitaremos. Jesús se diferencia sólo como primogénito de la Plenitud.

Si hay resurrección hay encarnación. La encarnación no tendría ningún sentido si es Dios el que libera de la muerte a un hombre, pues no habría ningún inconveniente de que fuese un hombre común nacido de un padre y una madre. Sin embargo, si es Jesús el hombre en plenitud el que se libera de la muerte, entonces es la condición de plenitud humana la que vence a la muerte y esto nos afectará a tod*s, cuando la Plenitud en la historia sea alcanzada. La plenitud humana de Jesús no la adquiere en ningún momento ni la abandona, la lleva consigo desde su concepción y por lo tanto se requiere la encarnación de un hombre en plenitud.

Encarnación para mí es anterior a la entrada de Jesús en la historia. En mi opinión encarnación significa algo que sucede en el tiempo y lugar de la Plenitud Humana en la historia futura. El Hijo-Dios pasa del ámbito divino al ámbito humano por acción del Espíritu Santo en un hombre, Jesús resucitado. Y por la misma acción del Espíritu pero en sentido inverso, cuando toda la humanidad sin exclusiones alcance la Plenitud, pasará al completo del ámbito humano al divino, para permanecer para siempre en lo eterno de Dios.

6.y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.

Subir al cielo ya he dicho que significa para mí ir al tiempo y lugar de la Plenitud Humana en la historia futura, que es el paraíso o cielo. Jesús al resucitar no entra en el ámbito divino, no cambia su condición humana en plenitud a su condición divina. Por la ascensión, Jesús llega al cielo justo en el punto de la historia humana en el que ésta alcanza la Plenitud y les “abre la puerta del cielo” por ser quien es, a aquellos humanos del final de la historia que están a punto de alcanzarla. El lapsus temporal me lo imagino como un traslado, transporte o traslación inmediata o instantánea en el tiempo. Para nosotros nos resulta paradójico, pero no para Jesús cuya perspectiva siempre es desde la Plenitud. Del mismo modo tod*s nosotr*s seremos resucitad*s y llevad*s no al ámbito divino sino al cielo, a la Plenitud futura, tal y como somos, pero recuperad*s en salud y vigor.

La resurrección de toda la humanidad por tanto no depende directamente de Dios sino de l*s human*s de la Plenitud, que es obra de Jesús y de los que han seguido sus huellas. Por ello en la resurrección de Jesús no afirmo que Dios resucita a Jesús, sino que es él el que resucita, al estar y ser en plenitud siempre.

La segunda venida de Jesús no la separo de la Plenitud sino que significa para mí el encuentro de la humanidad con él, el primogénito y el responsable de que el Reino de Dios en la Tierra haya sido posible. Allí nos encontraremos.

(Un poco de Ciencia ficción no vendría mal aquí, aunque sea muy marginal en mi fe. Me imagino que l*s human*s de la Plenitud gozarán no sólo de justicia y libertad, de amor y de paz,… sino también de abundancia y conocimiento. Y es posible al suponer esto, que tendrán técnica suficiente para burlar la muerte, llevar a l*s  rescatad*s de la muerte a su mundo y sanarl*s de todas sus dolencias.)

El Juicio. Entiendo que hay un juicio necesario como reparación de toda injusticia. En él seremos juzgados según el patrón fijado por Jesús, “venid benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me diste de comer…..”. Seremos juzgados por el amor. Por tanto Jesús es el juez. Pero es difícilmente entendible que Jesús se siente en un tribunal y vayan pasando uno a uno tod*s l*s human*s. Más razonable veo que nos juzguemos l*s un*s a l*s otr*s en un mundo sin secretos, nos pidamos cuentas mutuamente y resolvamos nuestros conflictos, presidido todo por el amor.

Glorificación. La glorificación se refiere la frase “sentado a la derecha del Padre”, lo que significa entrar en el ámbito divino indicado con la gloria. Culminada la Plenitud Humana, establecido el Reino de Dios en la Tierra por medio de Jesús, se producirá el paso de la humanidad al completo sin faltar nadie al ámbito divino. El Reino de Dios no tendrá fin al ser llevado al ámbito divino. El agente que lo hace posible es el Espíritu Santo, que nos transformará a tod*s en espíritus sustanciales, la sustancia no material del ámbito divino, con nuestra propia identidad, memoria, biografía… únicas e irrepetibles, para poder acceder a lo eterno en Dios dejando la Realidad Física temporal-finita. De este modo, hasta entonces el ámbito divino lo ocupaba una sola persona, Dios, pero a partir de este momento se llena de una inmensa multitud de personas tan diversa como seres humanos hayan vivido, formando una comunidad relacional unida por el amor en el Espíritu. Y como el ser humano no puede entenderse sin su entorno natural, lo lleva consigo en su memoria colectiva, con lo cual todo cuanto ha conocido el conjunto de los seres humanos va a permanecer en lo eterno. Y así Dios será Todo en todo.

7.Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

Tengo problemas para hablar de espíritu/s porque en mi concepción científica no caben espíritus en nuestra Realidad Física, ni ningún tipo de sus supuestas acciones, tales como revelaciones, iluminaciones…. Por el contrario en el ámbito divino, al ser distinto al ámbito humano, cuadra bien con la sustancialidad del espíritu como constitución diferente a nuestra sustancialidad, materia-energía.

Si el Credo me dice que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo yo no tengo ninguna objeción que hacer, aunque podría haber otras alternativas como las ha habido en la historia de la Teología.  Decir Señor y dador de vida pues yo lo hago referir a la vida eterna, no a la vida biológica o humana. La referencia a la vida eterna es porque el Espíritu Santo es el responsable del acceso de la Plenitud Humana al ámbito divino y también el responsable de que el Hijo-Dios pueda encarnarse en un hombre de la Plenitud Humana, Jesús. Por ello es el Espíritu Santo el que obra la encarnación tal como se dice en el Credo más arriba.

Profetas. Entiendo por profeta aquel que da testimonio de su fe, o bien, todo aquel que da testimonio de su fe actúa de profeta, revela su fe. Suponer que para hacer esto se requiere un proceso sobrenatural es para mí demasiado suponer. No veo razón alguna para que ese proceso no sea completamente humano. Entonces ¿qué puede significar que el Espíritu Santo habló por los profetas? El Espíritu Santo está en la base del acceso al ámbito divino y por tanto a la vida eterna. Por tanto, todo lo que vaya en esa dirección pues colabora en la acción del Espíritu Santo. Esa dirección es la de Jesús de Nazaret y cuanto se diga y manifieste de él con verdad, pues también estará hablando y manifestando la acción del Espíritu Santo.

Que el Espíritu Santo reciba la misma adoración y gloria que el Padre y el Hijo proclama el Dios-Trino cristiano. No se puede desde la fe cristiana adorar solo a Jesús como Dios-Hijo sin hacerlo al mismo tiempo al Padre y al Espíritu Santo. La adoración “al Padre por el Hijo en el Espíritu” es una fórmula adecuada para expresar el movimiento único de adoración. No hay tres dioses con culto independiente, sino un sólo Dios-Trino en la fe cristiana.

8.Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

El perdón de los pecados, la reconciliación de toda la humanidad, es para mí la condición necesaria para alcanzar la Plenitud Humana. La humanidad sin exclusiones tiene que reconciliarse, en justicia y en paz. Para hacerlo imagino como una antesala de la Plenitud justo antes de alcanzarla. En ella se dará el juicio y la comprensión de las acciones culpables en un mundo sin secretos, que puede llevar a la compensación y el perdón mutuo entre tod*s.

El bautismo, significa la entrada en la Iglesia, pero no es un visado para la salvación. Nada nos evitará el juicio, el que nos veamos las caras con nuestros enemigos en la antesala de la Plenitud y  motivados hacia el perdón y la reconciliación. El bautismo debe motivar el perdón que limpia la culpa y cuanto más limpios estemos más fácil será nuestra entrada en el cielo de la Plenitud. Si a las grandes dificultades que padecerán algunos para reconciliarse lo queremos llamar infierno temporal o purgatorio, pues sea. Pero un infierno eterno es incompatible con lo eterno de Dios.

La Iglesia. Creo en la Iglesia Católica porque es la que mantiene el legado de Jesús de Nazaret que a mí me interesa y además es la que me lo ha transmitido. La Iglesia es un medio eficaz de salvación, para aquellos que les sirve en el progreso de su fe. La Iglesia no está para que le sirvan sino para servir, aplicando lo de que “el hombre no está hecho para la Ley (o la Iglesia), sino la Ley (Iglesia) para el hombre”. Además no es el único medio de salvación. La proposición de que “fuera de la Iglesia no hay salvación” es para mí un error grave. Y lo es porque para muchos la Iglesia resulta un muro infranqueable que les obliga a renunciar a la fe. Y es que la salvación no depende del culto, de la obediencia y sumisión a la Iglesia, sino del amor, del perdón y la reconciliación humana.

Una. Mi idea de Iglesia es una comunidad de comunidades unidas fraternalmente por la función de unidad del obispo de Roma. Unidas no significa uniforme, con los mismos significados doctrinales de fe, ni éticos, ni tampoco de experiencia religiosa o culto. Tampoco se trata de un colectivo que comparte ideales sociales o políticos, u otros, sino que comparte unos mínimos de fe y experiencias religiosas comunes. Evidentemente no tenemos una sola Iglesia Cristiana sino muchas y debería darse entre ellas un acercamiento hacia la unidad, aceptando un pluralismo cristiano en las formas diversas de seguimiento a Jesús.

Católica. Significa universalidad, lo cual indica que su mensaje es un ofrecimiento abierto a todo el mundo sin exclusiones. De ahí la necesidad de inculturación para poder hacerse presente en cualquier cultura.

Apostólica. Indica la principal misión de la Iglesia que consiste en la transmisión de su mensaje ofreciéndolo del modo más comprensible posible para sus oyentes y a todo aquel que quiera escucharlo. En ningún caso puede hacerse de modo amenazador o impositivo puesto que sería incoherente con su mensaje.

El Credo finaliza con la declaración de la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro que ya hemos tratado, pero aquí se añade como lo esencial de la fe y declara mi esperanza.


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